miércoles, marzo 08, 2006


En medio de los cerros de un lugar que no puedo reconocer, debido a la escasez de puntos de referencia, ella se sienta a tomar el Sol de la tarde, el cual dibuja finas líneas de sombra sobre su cara sonriente y sus ojos que apuntan al infinito.
Sobre una gran roca ardiente rodeada de flores amarillas, dos montañas de fondo, junto a un gran valle, un profundo valle, parece tan feliz.
Debe tener unos 18 o veinte años, por su físico, por su piel, por sus muñecas que portan suaves pulseras o tal vez un cole para atar su largo cabello castaño claro cuando vaya bajando de esa roca, de regreso al lugar de donde vino.
¿Cuál será su nombre? Me imagino que Claudia, ha habido algunas como ella en el pasado, Claudia debe ser, aunque tiene los ojos de una Margarita antigua.
Por el color de las piedras y la tierra y la vegetación, ella debe estar en el Norte, La Serena, Iquique tal vez, difícil saber.
Sus Jeans y zapatillas negras también me indican algo de su edad.
Brazos y cara bronceada señalan los dias que lleva de vacaciones por esos cerros secos y ese valle frondoso. Su polera concho de vino dibuja parte de su anatomía adolescente.
Y sigue estática sentada sobre la gran piedra, sin quitar su mirada del firmamento...las nubes se detienen.
El Sol no ha querido descender. Las flores que la rodean están como pasmadas.
Ella sigue de brazos cruzados, sonriendo, con esa sonrisa inmortal de dientes muy blancos y cara sin maquillaje.
Desconozco totalmente a qué hora bajó ese día, esa tarde, o si se quedó acampando en esa montaña del supuesto Norte.
Incluso puede haber desaparecido para siempre.
Pero aun esta aquí, en esta retina, sentada riendo, con un Sol fijo y un cielo de nubes fijas, como sucede en las fotografías. Esta cautiva en el papel, obligada a tomar ese Sol de la tarde para siempre.
Claudia o Margarita, o cien nombres no impedirán que escape de esta foto que encontré en la basura la mañana del Domingo pasado, cuando me disponía a volver solitario al redil. Una linda y perpetua desconocida que escapó del papel y me acompañó hasta ahora.

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