sábado, marzo 25, 2006


El FUTURO
"Y sé muy bien que no estarás.
No estarás en la calle, en el murmullo que brota de noche
de los postes de alumbrado, ni en el gesto
de elegir el menú, ni en la sonrisa que alivia los completos en los metros,
ni en los libros prestados ni en el hasta mañana.
No estarás en mis sueños,
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás
o en el color de un par de guantes o una blusa.
Me enojaré, amor mío, sin que sea por ti,
y compraré bombones pero no para ti,
me pararé en la esquina a la que no vendrás,
y diré las palabras que no se dicen
y comeré las cosas que se comen
y soñaré los sueños que se sueñan
y sé muy bien que no estarás,
ni aquí adentro, la cárcel donde aún te retengo,
ni allí fuera, este río de calles y de puentes.
No estarás para nada, no serás ni recuerdo,
y cuando piense en ti pensaré un pensamiento
que oscuramente trata de acordarse de ti"

sábado, marzo 11, 2006

"DESTINO DE LAS EXPLICACIONES"

"En algún lugar debe haber un basural donde están amontonandas las explicaciones.
Una sola cosa inquieta en este justo panorama: lo que pueda ocurrir el día en que alguien consiga explicar también el basural"

viernes, marzo 10, 2006

"GANANCIAS Y PÉRDIDAS"

"Vuelvo a mentir con gracia,
me inclino respetuoso ante el espejo
que refleja mi cuello y mi corbata.
Creo que soy ese señor que sale
todos los dias a las nueve.
Los dioses están muertos uno a uno en largas filas
de papel y cartón.
No extraño nada, ni siquiera a ti
te extraño. Siento un hueco, pero es fácil
un tambor: piel a los dos lados.
A veces vuelves en la tarde, cuando leo
cosas que tranquilizan: boletines, el dólar y la libra, los debates de Naciones Unidas.
Me parece que tu mano me peina. ¡No te extraño!
Sólo cosas menudas de repente me faltan
y quisiera buscarlas: el contento,
y la sonrisa, ese animalito furtivo
que ya no vive entre mis labios".

miércoles, marzo 08, 2006


LOMO Y OMBLIGO
Con esa lechuga como corbata, riendo de las desgracias ajenas estaba ella.
Con su borrachera simpática y, a veces, odiando.
Me reía con miedo de que me tirara a la pequeña piscina en el fondo del patio.
Con un sol de los diez mil infiernos.
Con bromas que sé eran pesadas, pero eso decantó en lo final.
La guagua se pone pesada, una guagua de ¿25 primaveras tal vez? No sé, pero encantadora.
Encantadora de serpientes, y yo soy un reptil que se deja, se deja.
Y me dejé.
Más tarde la impresión de una cara que se acerca mucho hasta reducir la distancia entre boca y boca, a cero.
Mis brazos siendo tirados, arrebatados por los de ella sacándome a bailar una cumbia clásica.
Claro que esto fue antes de la reunión de labios pasados a alcohol.
Y bailaba como si el mundo se fuera a acabar.
Hubo un gallo, bonita esa ave, la que me picoteó cien veces porque lo provoqué. Un gallo blanco con harta edad. Pero picoteaba. Me sentí identificado con él, sobretodo por lo de "gallo de la pasión". Tal vez me picoteó por celos.
Y el laberinto callejero. Con billetes mutilados a las tantas de la madrugada.
Y con la lechuga como corbata riendo de esa desgracia.
Y las cumbias y esa escapada al dormitorio de tres minutos, que fueron siglos.
Y el gallo blanco, las mesas, o más bien una; los sillones, la niña que gritaba por cambiar la música y los paraderos.
Uno busca lleno de esperanzas el camino de los sueños.
¿Es posible que esos ojos que gritaban el cariño los cerrara con mis besos?
Si.
Yo seguía temiendo con el piscinazo y sobre todo con ropa.
Y se posa en mis piernas, como jugando. Más encima movimientos como hélices.
La belleza no era material, sino más bien etérea.
Tomo y obligo, mándese un trago.
Pasan cosas.
Lo peor de todo es que el regreso esta cuestionado, o sea, las cosas a lo mejor serán de contrabando.
Buena moza y yo picoteado.
2/1/06


En medio de los cerros de un lugar que no puedo reconocer, debido a la escasez de puntos de referencia, ella se sienta a tomar el Sol de la tarde, el cual dibuja finas líneas de sombra sobre su cara sonriente y sus ojos que apuntan al infinito.
Sobre una gran roca ardiente rodeada de flores amarillas, dos montañas de fondo, junto a un gran valle, un profundo valle, parece tan feliz.
Debe tener unos 18 o veinte años, por su físico, por su piel, por sus muñecas que portan suaves pulseras o tal vez un cole para atar su largo cabello castaño claro cuando vaya bajando de esa roca, de regreso al lugar de donde vino.
¿Cuál será su nombre? Me imagino que Claudia, ha habido algunas como ella en el pasado, Claudia debe ser, aunque tiene los ojos de una Margarita antigua.
Por el color de las piedras y la tierra y la vegetación, ella debe estar en el Norte, La Serena, Iquique tal vez, difícil saber.
Sus Jeans y zapatillas negras también me indican algo de su edad.
Brazos y cara bronceada señalan los dias que lleva de vacaciones por esos cerros secos y ese valle frondoso. Su polera concho de vino dibuja parte de su anatomía adolescente.
Y sigue estática sentada sobre la gran piedra, sin quitar su mirada del firmamento...las nubes se detienen.
El Sol no ha querido descender. Las flores que la rodean están como pasmadas.
Ella sigue de brazos cruzados, sonriendo, con esa sonrisa inmortal de dientes muy blancos y cara sin maquillaje.
Desconozco totalmente a qué hora bajó ese día, esa tarde, o si se quedó acampando en esa montaña del supuesto Norte.
Incluso puede haber desaparecido para siempre.
Pero aun esta aquí, en esta retina, sentada riendo, con un Sol fijo y un cielo de nubes fijas, como sucede en las fotografías. Esta cautiva en el papel, obligada a tomar ese Sol de la tarde para siempre.
Claudia o Margarita, o cien nombres no impedirán que escape de esta foto que encontré en la basura la mañana del Domingo pasado, cuando me disponía a volver solitario al redil. Una linda y perpetua desconocida que escapó del papel y me acompañó hasta ahora.

lunes, marzo 06, 2006

¿Usted conoce los cortes telefónicos?....¿usted conoce los cortes de luz?...parece que no...
¿Usted conoce las bicicletas?....¿o las carnes escasas? ...parece que no.
Yo conozco los cortes de alambre telegráfico....y los cortes de ampolleta, y también pedaleo y hago asados...
Parece que usted no conoce lo que digo......solo conoce los paseos, los delitos a la luz de la luna, los gallos muertos....¿verdad?...usted sabe que no me equivoco...como anoche...el ave agonizando por la mordida de sus propios perros.
Nunca cuelgues el teléfono a un seudo...porque puede escribir....y terminar en venganza pasiva...usted sabe...
No cuelgue...no cuelgue...¿quién sabe si después sea usted el problema interminable de mi sed?
Usted sabe demasiado, demasiado.
¿Y ahora? Es mejor que usted se vaya para su casa, que yo me ire para la mia, y colorin colorado, este cuento no se ha terminado, viene la mejor y, a la vez, la peor parte, el adios.
Pero no quiero alejarme así, como huyendo, quiero alejarme apagando el teléfono, ese que usted colgó...¿se acuerda?
Dudo de todo, no de usted, ja...ja...ja...usted sabe, que esto es producto de nada.
Lo que si me interesa es la llamada que no realizaré para usted, esa que usted evitó con rabia, esa que usted extrañará por siempre dure el momento.
¿O me equivoco?
Usted sabe...
Sabe que todo era imposible.
Sabe que las cosas no se dieron, por usted o por mi, pero no se dieron, y tal vez no se darán...usted sabe..
Lo único que usted no sabe es como termina esto...es fácil (usted sabe)...termina aquí y ahora o nunca...aquí...en tu calle y tu corte telefónico podrido con rabia...ahí termina lo que empezamos, lo que no queríamos empezar...
Usted sabe...¿o no?