miércoles, diciembre 21, 2005

La cuenta
Sólo su nombre me es atractivo, porque no tiene nada que haga desearla y volverse loco y buscarle conversación. Sólo dan ganas de pedirle la cuenta, un par de botellas y un plato.
Y eso, es sólo su nombre lo curioso y bonito, reconozco que me perdí en el lunar, de su frente, me perdí en ese abismo sonriente y en las botellas y platos y cuentas. Y en su nombre. Me absorbió su lunar con delantal rojo. Y la sonrisa que le robé ayer me sumergió en el teatro del insomnio.
Y aunque falte escribir el capítulo de las culpas, deseo ese lunar y adueñarme de su nombre, apropiármelo para siempre y no por casualidad.
Es tan sencillo como eso, el adueñarme. El robo nominal. El lunar y la sonrisa tan rápida con ojos tímidos, casi inocentes y digo casi porque sospecho que ya ha visitado varias habitaciones.
No se debe enamorar de alguien tan embriagado como yo. Pero no descansaré hasta tener ese lunar y esa sonrisa y pronunciar su nombre toda la noche, mientras dure ese teatro del insomnio y las botellas y platos y cuentas. Viviré en ese lunar tan pequeño pero que ahora se ha transformado en mi universo personal. Viviré en el último acorde de su mirada casi inocente. ¿Y solo su nombre me es atractivo?, ya no. También ese universo del lunar y su casi inocente mirada. ¡La cuenta por favor!.

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