martes, octubre 18, 2005


Un vaso
El mismo que tomaste y dijiste "bebamos juntos". Y siempre el mismo yó.
"Si", "Pero por supuesto", "¿Por qué no?", "Démosle". Idioteces malditas, todo se olvida. Nada es amor. La copa llena hasta el borde y luego de encender la mecha huyes para que todo explote. Y ves el incendio y te ries, cantas, bailas y sigues riendo.
El gato atropellado por una carreta material. Así se sintió el adiós. Pero me quedan más vidas, creo, ¿y tú?. Mueres todas las noches matutinas, desapareces, no te devuelven. Estaría bueno que la cortaras, o a lo mejor me conviene tu desdén, ya que me alejaría para siempre del dolor.
Y seguimos bebiendo...
Sales con un chiste malo, con una sonrisa contagiosa y saturante. Bebes un sorbo y otro y otro. Yo bebo un vaso completo hasta el fondo y ni te enteras. Embriagado soy más simpático, dijeron por ahí. Y te hago caso. Sé que tienes celos, o tal vez no celos, pero un resentimiento, y yo sé por qué.
Porque te he obviado. Pero...bebamos. Ahora soy yo el que insiste. Ya estoy un poco loco, "mientras más tomo, menos me embriago".
Seguimos riendo, pero miras en todas direcciones como si tus ojos fueran un carrusel.
"Esperaba más de ti". Siempre dices lo mismo, como tratando de bajarme, pero estoy subido y no te hago caso. Bebo otro hasta el fondo y tú llevas sólo el primero.
Luego de un par de horas en que hemos reido, peleado y bebido, nos largamos, tu para tu casa y yo para la mia. Las cosas no pueden ser diferentes, ambos sabemos que lo que no fue, núnca será.
Mañana nos vemos, si es que llegas. Un beso en los labios, un adiós. Las cosas no pueden ser diferentes. Y mañana será otro vaso, otra conversación, otra pelea, sin embargo, el mismo adiós.

No hay comentarios.: