sábado, febrero 02, 2008

La hora de las luciérnagas perdidas
Perdidas en escotes
Entierros falsos a las tres del dos.
Cumpleación de promesa.
Trabajo atrasado como en el parrón, como en el bote que hace agua.
Como las hojas de ese parrón que rinde tributos a Baco.
Madrigal como género perdido, como los famosos postes botados en los techos,
en los techos de las camionetas patas al hombro.
Todos tenían razón.

Me persigue el perfume rancio del pequeño espacio entre los senos,
donde se duerme bien mal.
Par de dos.
Las palabras son bastantes.
Siguen colándose las ratas por el caño del calefón.

1 comentario:

Claudia Curimil Hernández dijo...

este poema o meopa está muy bueno