miércoles, octubre 17, 2007

Fue pura magia.
Todo comienza con mi irresponsabilidad de encuentros con ella, a la que bautizaré Universo Pequeño.

U.P es alguien que conocí con magia.
Luego de un encuentro en el metro República, a eso de las 20, nos sacamos la música de nuestros oídos.
Nos saludamos y emprendimos hacia plaza Brasil.
Me sentí un poco torpe.
Conversamos, hubo silencios incómodos durante la caminata.

Luego un bar.

Una cerveza.

Una conversación interesante acerca de la música y escritura. Ella me presentó a escritores y yo hice lo mismo.

Luego, después de obsequiar a U.P un universo en botella chica y una baratija, salimos a despedirnos hacia el metro.

Ahí comienza la historia.

Justo el día anterior, o antes del anterior a ese, yo conversaba con grandes amigos de universidad, mientras bebíamos cerveza, acerca de lo fantástico y las coincidencias.

Claro, no hace falta recordar el argumento que teníamos en esa tarde de jueves.
Pero el sábado comenté el hecho a U.P, nos reímos, intercambiábamos preguntas y respuestas.

Me miraba como si lo que yo contaba, acerca de esos temas, fuera una gran locura, algo propio de Cortázar.

Claro, no era muy entretenido hablar de literatura entre personas que escriben o que creen escribir.
Cuando nos despedíamos, ella para Baquedano y yo para no recuerdo dónde, una voz dice,


¡feñita!

Era mi amigo Manuel, el gran Manuel Berríos.
Andaba con su mujer y un pequeño hombrecillo.
Nos saludamos como corresponde, ellos conocieron a U.P, U.P los conoció, y decidimos esperar otro tren.
En el próximo que llegó, se baja una pareja de adultos, hombre y mujer. Eran tíos de Ahinoah, la mujer del gran Manuel, quienes no se veían hace bastante tiempo.
U.P no tenía por que conocer a toda esa gente.

¿Coincidencia? NO.
Se comprobó lo fantástico.
Lo que cuando se relata, todo el mundo cree que es fantasía.
Desde ese momento, Universo Pequeño se hizo enorme

No hay comentarios.: